Lo revelaron estudios de ADN del segundo crimen, ocurrido en enero pasado. El otro fue en agosto de 2012, también un jueves 16. Las víctimas eran solteras y fueron estranguladas. No hay detenidos.
El jueves 16 de agosto de 2012 Sandra Colo (43) fue encontrada muerta en el salón de fiestas infantiles donde trabajaba: la habían golpeado y estrangulado con un pedazo de tela. Casi un año y medio después, el jueves 16 de enero pasado, Paola Tomé (38) fue asesinada en su local de venta de ropa de bebé: la golpearon y estrangularon con un pañuelo, también en Junín.
Pese a la idéntica mecánica de ambos crímenes y a las características similares de las víctimas, hasta ayer los homicidios de Colo y Tomé eran investigados por separado, por dos fiscales diferentes. El de Colo fue encarado como un homicidio en ocasión de robo , debido a un supuesto faltante de dinero en el local. El de Tomé se abordó como un presunto crimen de género , cometido por un conocido.
Pero esto cambió drásticamente en las últimas horas debido a un descubrimiento clave: las muestras de ADN tomadas en las respectivas escenas del crimen corresponden a una misma persona. En palabras sencillas: a las dos mujeres las mató un mismo asesino, aún desconocido.
La noticia cayó como una bomba en Junín, donde ya hablan de un presunto asesino serial . El hecho de que ambas mujeres fueran asesinadas un día jueves 16 les puso los pelos de punta a los vecinos de la ciudad. Y obligó a los investigadores a realizar una reunión de urgencia para encarar los expedientes desde una nueva óptica.
Ayer a la tarde el fiscal general de Junín citó en su oficina a la fiscal Vanina Lisazo –a cargo de la investigación del caso Tomé– y al fiscal Angel Humberto Quindielo, quien lleva la causa por el crimen de Colo. La tarea de todos será ahora analizar las pruebas de los dos expedientes bajo una nueva luz, con un objetivo claro: ponerle nombre y apellido al dueño del ADN encontrado en ambos casos.
El diario Clarín publica en su edición de hoy que en ambos crímenes el asesino limpió sus huellas dactilares. Pero dejó rastros genéticos en el pañuelo con el que estranguló a Paola Tomé. Como Sandra Colo llegó a rasguñar al agresor, también quedó su ADN bajo sus uñas. Estas dos muestras se peritaron y fue así que se encontró la coincidencia.
“Efectivamente hubo un avance en la investigación, se está trajando”, le dijo al mautitno porteño Darío De Ciervo, abogado de la familia Colo, pero no quiso avanzar sobre la información “para no entorpecer el trámite de la causa”.
El dato fue confirmado por otras fuentes del caso. Ante la nueva evidencia genética, los investigadores comenzaron a revisar más coincidencias entre los crímenes: al margen de las fechas, las víctimas fueron asesinadas de manera similar, en sus respectivos lugares de trabajo. Las dos eran solteras, del mismo rango de edad y tenían cierto parecido físico.
En principio las mujeres no se conocían ni tenían vínculos en común, por lo que cobran aún más importancia las características personales de cada una, sobre todo a la hora de estudiar la hipótesis de un presunto asesino en serie .
“Todos estos días, cuando empezó el rumor de que los ADN coincidían, comenzamos a hablar con mi familia para tratar de recordar si había algún nexo entre Sandra y Paola Tomé, pero no encontramos ninguno”, dijo ayer al diario porteño Marcelo Colo, hermano de Sandra.
“Esperamos que se llegue a descubrir quién las mató. Es tremendo saber que estamos conviviendo con un asesino en Junín. Lo tienen que atrapar porque no queremos otra víctima ”, agregó Marcelo.
El jueves 16 de agosto de 2012 Sandra Colo (43) fue encontrada muerta en el salón de fiestas infantiles donde trabajaba: la habían golpeado y estrangulado con un pedazo de tela. Casi un año y medio después, el jueves 16 de enero pasado, Paola Tomé (38) fue asesinada en su local de venta de ropa de bebé: la golpearon y estrangularon con un pañuelo, también en Junín.
Pese a la idéntica mecánica de ambos crímenes y a las características similares de las víctimas, hasta ayer los homicidios de Colo y Tomé eran investigados por separado, por dos fiscales diferentes. El de Colo fue encarado como un homicidio en ocasión de robo , debido a un supuesto faltante de dinero en el local. El de Tomé se abordó como un presunto crimen de género , cometido por un conocido.
Pero esto cambió drásticamente en las últimas horas debido a un descubrimiento clave: las muestras de ADN tomadas en las respectivas escenas del crimen corresponden a una misma persona. En palabras sencillas: a las dos mujeres las mató un mismo asesino, aún desconocido.
La noticia cayó como una bomba en Junín, donde ya hablan de un presunto asesino serial . El hecho de que ambas mujeres fueran asesinadas un día jueves 16 les puso los pelos de punta a los vecinos de la ciudad. Y obligó a los investigadores a realizar una reunión de urgencia para encarar los expedientes desde una nueva óptica.
Ayer a la tarde el fiscal general de Junín citó en su oficina a la fiscal Vanina Lisazo –a cargo de la investigación del caso Tomé– y al fiscal Angel Humberto Quindielo, quien lleva la causa por el crimen de Colo. La tarea de todos será ahora analizar las pruebas de los dos expedientes bajo una nueva luz, con un objetivo claro: ponerle nombre y apellido al dueño del ADN encontrado en ambos casos.
El diario Clarín publica en su edición de hoy que en ambos crímenes el asesino limpió sus huellas dactilares. Pero dejó rastros genéticos en el pañuelo con el que estranguló a Paola Tomé. Como Sandra Colo llegó a rasguñar al agresor, también quedó su ADN bajo sus uñas. Estas dos muestras se peritaron y fue así que se encontró la coincidencia.
“Efectivamente hubo un avance en la investigación, se está trajando”, le dijo al mautitno porteño Darío De Ciervo, abogado de la familia Colo, pero no quiso avanzar sobre la información “para no entorpecer el trámite de la causa”.
El dato fue confirmado por otras fuentes del caso. Ante la nueva evidencia genética, los investigadores comenzaron a revisar más coincidencias entre los crímenes: al margen de las fechas, las víctimas fueron asesinadas de manera similar, en sus respectivos lugares de trabajo. Las dos eran solteras, del mismo rango de edad y tenían cierto parecido físico.
En principio las mujeres no se conocían ni tenían vínculos en común, por lo que cobran aún más importancia las características personales de cada una, sobre todo a la hora de estudiar la hipótesis de un presunto asesino en serie .
“Todos estos días, cuando empezó el rumor de que los ADN coincidían, comenzamos a hablar con mi familia para tratar de recordar si había algún nexo entre Sandra y Paola Tomé, pero no encontramos ninguno”, dijo ayer al diario porteño Marcelo Colo, hermano de Sandra.
“Esperamos que se llegue a descubrir quién las mató. Es tremendo saber que estamos conviviendo con un asesino en Junín. Lo tienen que atrapar porque no queremos otra víctima ”, agregó Marcelo.