El Arzobispo de Mercedes-Luján puso ayer en funciones al nuevo párroco de la Iglesia Matriz San Ignacio de Loyola, presbítero Marcelo Siri. En su homilía citó al Papa Francisco al hacer referencia a las miserias físicas, morales y espirituales. Consideró como miseria moral, “traficar con drogas y enriquecerse soberanamente”.
Con la presencia de monseñor Agustín Radrizzani, Arzobispo de Mercedes-Luján, y un templo colmado de fieles, se realizó ayer domingo por la mañana la misa concelebrada donde fue puesto en funciones el nuevo cura párroco de la Iglesia Matriz San Ignacio de Loyola, presbítero Marcelo Siri.
Al comienzo de la celebración –que contó también con la presencia de abanderados y escoltas de los establecimientos educativos pertenecientes a la parroquia-, fue leído el decreto diocesano de nombramiento del nuevo párroco por el término de seis años, con la posibilidad de renovación por igual período, según consta en el documento.
“Miserias físicas, morales y espirituales”
El flamante párroco dio lectura al Evangelio según San Mateo y posteriormente, en su homilía, monseñor Radrizzani destacó que esta ceremonia se realiza en el primer domingo de Cuaresma y citó al Papa Francisco al hacer referencia a las miserias que vive el hombre y el mundo actual: físicas, morales y espirituales.
“Miserias físicas –agregó monseñor Radrizzani- es el hambre, la falta de vivienda y trabajo para lo cual el Papa sugiere qué otra cosa podemos hacer para acudir en ayuda de nuestros hermanos necesitados; sobre las miserias morales tiene que ver con la falta de valores, no importarme nada de la vida de los demás, traficar con drogas y enriquecerse soberanamente con tal de que a mis hijos no les pase nada pero si arruina a los hijos de los otros a mí eso no me interesa, esa es una miseria moral a lo cual nos oponemos con el testimonio de vida, tratando de vivir con coherencia la fe en Jesús y en el Evangelio” remarcando la importancia de “vivir en los valores”.
Sobre las miserias espirituales, citó monseñor Radrizzani a la desilusión, la tristeza, el aburrimiento y el hastío, a lo que el Arzobispo agregó a renglón seguido: “Nosotros, como comunidad de creyentes debemos ofrecer, para vencer esa miseria espiritual en el mundo actual, la alegría de creer, la alegría de la fe”.
“La Iglesia nos presenta, en este primer domingo, una iniciación muy fuerte a la conversión. La conversión es dejar de pensar en nosotros mismos para que el centro de nuestro mundo sea el prójimo: el que no tiene pan, el que vive en antivalores y el que vive en la tristeza. Para eso debemos convertirnos y poner en el centro de nuestra vida a Jesús”.
La entrega sacerdotal
Como segundo tema de su mensaje a los fieles, el Arzobispo de Mercedes-Luján destacó que “el sacerdote entrega la vida por ustedes. El sacerdote no tiene una familia propia, no tiene hijos propios, para entregarse plenamente a ustedes. Por contrapartida, la comunidad se entrega y acompaña a sus sacerdotes”.
Y más adelante señaló: “Lo importante es saber que el sacerdote que tengo adelante, tiene luces y sombras, debo tener en los platillos de la balanza, de un lado, las limitaciones pero también se debe tener en cuenta que está entregando la vida entera por ustedes. El renuncia a todo lo que normalmente un hombre puede tener y lo hace por amor a Jesucristo”.
“El sacerdote –destacó- es la mediación que Dios nos regala para que nosotros encontremos a Dios”.
Momento privilegiado de la Iglesia
Monseñor Radrizzani también señaló que “estamos viviendo un momento privilegiado en la Iglesia de Dios. Por primera vez tenemos en la historia de la Iglesia un Papa argentino y latinoamericano”, en alusión al Papa Francisco.
“No podemos perder este momento providencial que Dios nos regala”, resaltó y añadió: “Después de un año de pontificado el Papa está hablando de temas esenciales como el anuncio de Jesucristo, algo que vivió muy fuertemente la Iglesia de los primeros tiempos: A mí Jesús me cambió la vida y ese es el “leitmotiv del Papa”.
Aclaró que “no podemos estar permanentemente mirando los detalles” haciendo hincapié en que “Jesucristo es lo mejor que me ha pasado en la vida y anunciarlo a los demás es mi mayor alegría”.
También, siguiendo con el trazado del mensaje de Francisco, hizo referencia a la necesidad de llegar a los pobres que incluye a la “periferia existencial, es decir, aquellos que están junto a nosotros, en nuestra familia, en nuestro barrio, pero se han alejado de la vida de la fe”, a los cuales se les debe llegar “brindando la caridad permanentemente y la misericordia que he recibido de Dios. Tenemos que convertirnos en personas atrayentes para el mundo indiferente”.
Marcelo Siri: “En el trabajo fecundo, en la acción
conjunta, nos iremos enriqueciendo mutuamente”
En sus primeras palabras como párroco de San Ignacio de Loyola, el Padre Marcelo Siri agradeció los conceptos de bienvenida leídos por un integrante de la comunidad parroquial, como también destacó el acompañamiento en la celebración cumplida ayer por la mañana, de su familia junto a su madre, miembros de la parroquia de Jáuregui de la que proviene, Cortínez y Pueblo Nuevo -comunidades a las que también asistió espiritualmente en su función sacerdotal- a los sacerdotes acompañantes en la celebración, al párroco saliente Pbro. Claudio Mosca, los representantes de los colegios parroquiales y de las instituciones de la comunidad como también a monseñor Radrizzani por haberlo designado al frente de la parroquia de nuestra ciudad.
“En el trabajo fecundo, en la acción conjunta, nos iremos enriqueciendo mutuamente”, resaltó.
Con la presencia de monseñor Agustín Radrizzani, Arzobispo de Mercedes-Luján, y un templo colmado de fieles, se realizó ayer domingo por la mañana la misa concelebrada donde fue puesto en funciones el nuevo cura párroco de la Iglesia Matriz San Ignacio de Loyola, presbítero Marcelo Siri.
Al comienzo de la celebración –que contó también con la presencia de abanderados y escoltas de los establecimientos educativos pertenecientes a la parroquia-, fue leído el decreto diocesano de nombramiento del nuevo párroco por el término de seis años, con la posibilidad de renovación por igual período, según consta en el documento.
“Miserias físicas, morales y espirituales”
El flamante párroco dio lectura al Evangelio según San Mateo y posteriormente, en su homilía, monseñor Radrizzani destacó que esta ceremonia se realiza en el primer domingo de Cuaresma y citó al Papa Francisco al hacer referencia a las miserias que vive el hombre y el mundo actual: físicas, morales y espirituales.
“Miserias físicas –agregó monseñor Radrizzani- es el hambre, la falta de vivienda y trabajo para lo cual el Papa sugiere qué otra cosa podemos hacer para acudir en ayuda de nuestros hermanos necesitados; sobre las miserias morales tiene que ver con la falta de valores, no importarme nada de la vida de los demás, traficar con drogas y enriquecerse soberanamente con tal de que a mis hijos no les pase nada pero si arruina a los hijos de los otros a mí eso no me interesa, esa es una miseria moral a lo cual nos oponemos con el testimonio de vida, tratando de vivir con coherencia la fe en Jesús y en el Evangelio” remarcando la importancia de “vivir en los valores”.
Sobre las miserias espirituales, citó monseñor Radrizzani a la desilusión, la tristeza, el aburrimiento y el hastío, a lo que el Arzobispo agregó a renglón seguido: “Nosotros, como comunidad de creyentes debemos ofrecer, para vencer esa miseria espiritual en el mundo actual, la alegría de creer, la alegría de la fe”.
“La Iglesia nos presenta, en este primer domingo, una iniciación muy fuerte a la conversión. La conversión es dejar de pensar en nosotros mismos para que el centro de nuestro mundo sea el prójimo: el que no tiene pan, el que vive en antivalores y el que vive en la tristeza. Para eso debemos convertirnos y poner en el centro de nuestra vida a Jesús”.
La entrega sacerdotal
Como segundo tema de su mensaje a los fieles, el Arzobispo de Mercedes-Luján destacó que “el sacerdote entrega la vida por ustedes. El sacerdote no tiene una familia propia, no tiene hijos propios, para entregarse plenamente a ustedes. Por contrapartida, la comunidad se entrega y acompaña a sus sacerdotes”.
Y más adelante señaló: “Lo importante es saber que el sacerdote que tengo adelante, tiene luces y sombras, debo tener en los platillos de la balanza, de un lado, las limitaciones pero también se debe tener en cuenta que está entregando la vida entera por ustedes. El renuncia a todo lo que normalmente un hombre puede tener y lo hace por amor a Jesucristo”.
“El sacerdote –destacó- es la mediación que Dios nos regala para que nosotros encontremos a Dios”.
Momento privilegiado de la Iglesia
Monseñor Radrizzani también señaló que “estamos viviendo un momento privilegiado en la Iglesia de Dios. Por primera vez tenemos en la historia de la Iglesia un Papa argentino y latinoamericano”, en alusión al Papa Francisco.
“No podemos perder este momento providencial que Dios nos regala”, resaltó y añadió: “Después de un año de pontificado el Papa está hablando de temas esenciales como el anuncio de Jesucristo, algo que vivió muy fuertemente la Iglesia de los primeros tiempos: A mí Jesús me cambió la vida y ese es el “leitmotiv del Papa”.
Aclaró que “no podemos estar permanentemente mirando los detalles” haciendo hincapié en que “Jesucristo es lo mejor que me ha pasado en la vida y anunciarlo a los demás es mi mayor alegría”.
También, siguiendo con el trazado del mensaje de Francisco, hizo referencia a la necesidad de llegar a los pobres que incluye a la “periferia existencial, es decir, aquellos que están junto a nosotros, en nuestra familia, en nuestro barrio, pero se han alejado de la vida de la fe”, a los cuales se les debe llegar “brindando la caridad permanentemente y la misericordia que he recibido de Dios. Tenemos que convertirnos en personas atrayentes para el mundo indiferente”.
Marcelo Siri: “En el trabajo fecundo, en la acción
conjunta, nos iremos enriqueciendo mutuamente”
En sus primeras palabras como párroco de San Ignacio de Loyola, el Padre Marcelo Siri agradeció los conceptos de bienvenida leídos por un integrante de la comunidad parroquial, como también destacó el acompañamiento en la celebración cumplida ayer por la mañana, de su familia junto a su madre, miembros de la parroquia de Jáuregui de la que proviene, Cortínez y Pueblo Nuevo -comunidades a las que también asistió espiritualmente en su función sacerdotal- a los sacerdotes acompañantes en la celebración, al párroco saliente Pbro. Claudio Mosca, los representantes de los colegios parroquiales y de las instituciones de la comunidad como también a monseñor Radrizzani por haberlo designado al frente de la parroquia de nuestra ciudad.
“En el trabajo fecundo, en la acción conjunta, nos iremos enriqueciendo mutuamente”, resaltó.