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Opinión: Los vecinos, del otro lado del relato

El relato es una construcción de sentido que intenta abarcar la realidad o desconocerla y creo que esto último es a lo que estamos asistiendo.
La debilidad de las normas que es la que los ciudadanos incorporamos como ley es lo que fracasa y nos deja a todos en un estado de indefensión y aislamiento.
Cuando el Estado se ausenta, los individuos entran en pánico, desesperación y angustia.
Desaparece el contrato social dando lugar al vale todo en sus distintas expresiones.
Los linchamientos tienen que ver con esto. Abominables en sí mismo, hay que leerlos como el resquebrajamiento de los lazos sociales.
Son un síntoma de algo que no funciona. Es fácil y simplista catalogarlos como hicieron Capitanich, Scioli o Diana Conti, de involución, delito o barbarie corriendo el eje de lo que en realidad está pasando.
El ciudadano de a pie sabe que nadie lo ampara, que nadie lo protege, que sus representantes que conducen los destinos del país, como el caso de Berni que declara que en los linchamientos dice: “No hablamos de vecinos. Estamos frente a asesinos”, sin decir que altera las causas y consecuencias, pone una en lugar de la otra.
Quieren tapar el síntoma para desconocer que el cuerpo social está fragmentado.
El metamensaje es desorganizante, generando una psicosis social que conlleva al aislamiento, la ruptura de los vínculos sociales y un estado de ánimo persecutorio.
La negación es un mecanismo de defensa, que tiene consecuencias, a nadie escapa que la falta de límites, la ausencia de premios y castigos, la impunidad y la falta de eficacia termina generando hartazgo y desolación.
Los linchamientos, la xenofobia, la justicia por mano propia son en sí misma un sin sentido que construyó el relato, intentando provocar otro sentido. 
Lacan decía que el sinsentido es un “pas de deus”, paso de sentido, para provocar otra realidad.
Otra realidad distinta a la que informan las estadísticas de la Corte Suprema bonaerense que dice que en el primer semestre de 2013 hay un total de 756 muertes, en donde 6 de cada 10 se usó arma de fuego; que dice que delito “en blanco” (denuncias) presentadas en Fiscalías fueron 345 mil esto es 57 mil por mes, dos mil por día; que las muertes en que estuvieron involucrados menores representan el 18%, es decir, que el total de muertos representa un 29% más que los ocurridos en el mismo período 2012, es decir, 564 muertos.
El informe señala que el 65% se registró en la vía pública, el 15% en comercios, por eso, cuando el gobernador Scioli, experto comentarista de la realidad, dice que las penas y los castigos se encuadren en la ley, para desterrar el salvajismo de los que pretenden hacer justicia por mano propia, en línea directa con el prestigioso académico Zaffaroni, autor entre otros, de un Código Penal (anteproyecto) que viene a reforzar la idea que como la vida de los excluidos vale dos pesos, la nuestra también.
Este insensato andamiaje ideológico es el que altera la ecuación. El vecino es un asesino y el delincuente un excluido, mientras tanto seguimos esperando por medidas como la Policía Comunal, radarización de la frontera, un debate por la edad de imputabilidad, es decir un Estado que nos proteja.
Señor Gobernador ¿Y si en vez de convertir a la Provincia, como hizo con Mar del Plata- en Sciolandia, todo color naranja, se pone los pantalones largos y exige la coparticipación que nos corresponde a todos los bonaerenses?
Esta claro que si insisten con tapar el sol con la mano, esto se va a profundizar. El ciudadano común viene avisando de todas las maneras posibles. Van a tener que escuchar, sino van a padecer el eterno retorno de lo reprimido.

Lic. Alejandro Franco
Director General, Scretaría General.

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