Ayer, Viernes Santo, la cristiandad rememoró la Pasión y Muerte de Jesús, el Redentor. El arresto en el Huerto de los Olivos, la coronación de espinas, la flagelación, la condena a muerte, la vía dolorosa hasta el Calvario llevando la Cruz a cuestas, la crucifixión, la agonía y muerte de Jesús, son otros tantos momentos de reflexión del pueblo cristiano en este día. La Iglesia centró toda su atención en la muerte de Jesús.
Las celebraciones litúrgicas se desarrollaron en un clima de austeridad, pero resaltaron en especial la esperanza y el carácter redentor de la inmolación de Cristo.
Por la noche, en nuestra ciudad, se realizó el Vía Crucis interparroquial. Procesionalmente los fieles partieron desde cada templo parroquial para unirse en la avenida San Martín y terminar en la explanada de los ex Colegios Normal y Nacional en una demostración pública de fe que contó con una numerosa participación.
Hoy, Sábado Santo es el tercer día del Triduo Pascual. Durante esta jornada, la Iglesia recuerda el tiempo que pasó Cristo en el sepulcro, su descenso a los infiernos y espera su Resurrección.
Este día no se celebra Misa y los altares están vacíos hasta la celebración de la Vigilia Pascual, que tiene lugar en la noche, en víspera del Domingo de Resurrección.
Esta vigilia empieza fuera de la iglesia. Se enciende un fuego que bendice el sacerdote. De él se prende la llama del cirio pascual, una gran vela que representa a Cristo Resucitado.
Ya dentro del templo, los fieles encienden pequeñas velas tomando el fuego del cirio pascual. Se leen siete lecturas y también se reza el Gloria, algo que no se hace durante toda la Cuaresma. Durante esta celebración se renuevan las promesas bautismales y algunos adultos reciben el sacramento del Bautismo.