Todavía hay más de un tercio de la superficie de soja y maíz sin cosechar y se perfila demasiado complicado el cultivo del trigo. Así, los productores ya calculan un fuerte recorte en sus ingresos que repercutirá en la actividad económica de la Ciudad.
El agua es un verdugo conocido para los productores agropecuarios. Sea por los períodos de sequía que debilitan la floración, el crecimiento y el rendimiento final de los cultivos, como por los de abundancia que limitan el tránsito en los campos y hasta suelen echar a perder las plantaciones, los hombres del sector agrario quedan a menudo sometidos a sus designios, según publicó el diario Democracia de Junín.
Un claro ejemplo es la opresión que padecen por estos días numerosos trabajadores rurales que tienen los lotes inundados en buena parte de su recorrido o, a salvo de ese problema, no tienen cómo entrar a esos territorios porque los accesos están vedados.
Los números certifican esa realidad. Según distintos exponentes del ámbito agrario juninense, todavía hay más de un tercio de la superficie de soja y maíz sin cosechar y ya se perfila demasiado complicado el cultivo del maíz. Con esto, ya se calcula un fuerte recorte en los ingresos, estimado en no menos del veinte por ciento, que repercutirá en la actividad económica de la Ciudad.
Presente y futuro complicados
El productor local Luis Maggi abraza una añeja vinculación con el mundo agrícola, a tal punto que la vinculación de su familia con el campo data de la época de sus bisabuelos. A partir de esa experiencia en este tipo de contratiempos dijo, con voz segura, que las lluvias que se vienen registrando desde abril “han complicado muchísimo la cosecha gruesa” que “todavía debe estar quedando un treinta por ciento de la soja y un cuarenta por ciento del maíz sin cosechar.”
A eso le sumó que “hay caminos que son una pileta y quienes tuvieron que levantar los cultivos en lotes vecinos a esos accesos tuvieron que hacer silos-bolsa porque no han podido sacar sus producciones.”
O sea que el primer problema que se presenta es poder levantar la cosecha, y el que puede hacerlo tiene el obstáculo de que no logra sacarla del campo porque las inmediaciones están en muy mal estado.
Maggi dijo que la situación también afecta en gran escala las perspectivas de sembrar cebada y trigo que tenían varios productores. “Se preveía que este año podía llegar a cultivarse un quince por ciento más que campañas anteriores, pero yo diría que ahora ese plan se cayó por completo. Con la humedad y el barro que va a quedar en los suelos va a ser casi imposible avanzar con la siembra de grano fino”, vaticinó.
Señaló que algunos de sus colegas “van a esperar un poco más”, pero “una gran parte ya desistió de ese proyecto y pasará directo a la siembra de grano grueso si el clima lo permite, que empezaría a prepararse en noviembre.”
“La actividad productiva va a estar paralizada porque los numerosos afectados por el agua van a estar abocados a terminar la cosecha, en todo o en parte, según la situación particular en cada caso. No lloviendo, ese proceso va a demandar como mínimo un mes. Mucha gente no sabe de dónde entra tanta agua, hay ojos de agua en campos propios y vecinos que yo no había visto antes. Seguro va a haber una reducción de un veinte por ciento por la cosecha, pero puede ser más”, estimó Luis Maggi.
Lotes con más de 15 centímetros de agua
Rosana Franco, otra experimentada productora juninense, coincidió en que la reducción de ingresos va a ser “considerable” y se lamentó por el hecho de que en toda esta dificultad incida un fenómeno contra el que no se puede luchar: el clima.
“Algunos productores estuvieron tratando de cosechar el viernes y sábado, pero el cereal sale con muchísima humedad y entonces no queda otra que esperar”, comentó Franco.
En cuanto al trigo, indicó que el trabajador que no tiene agua en el campo y ya venía programando sembrar, lo puede hacer. “Pero también hay campos que no se van a poder sembrar porque tienen diez o quince centímetros de agua cuando ya estamos a las puertas de la siembra. El panorama es bastante complicado porque contra el clima no podemos luchar, la problemática es grave. Encima al productor se le vienen todos los vencimientos de los créditos tomados el año pasado para financiar su actividad”, completó.
El agua es un verdugo conocido para los productores agropecuarios. Sea por los períodos de sequía que debilitan la floración, el crecimiento y el rendimiento final de los cultivos, como por los de abundancia que limitan el tránsito en los campos y hasta suelen echar a perder las plantaciones, los hombres del sector agrario quedan a menudo sometidos a sus designios, según publicó el diario Democracia de Junín.
Un claro ejemplo es la opresión que padecen por estos días numerosos trabajadores rurales que tienen los lotes inundados en buena parte de su recorrido o, a salvo de ese problema, no tienen cómo entrar a esos territorios porque los accesos están vedados.
Los números certifican esa realidad. Según distintos exponentes del ámbito agrario juninense, todavía hay más de un tercio de la superficie de soja y maíz sin cosechar y ya se perfila demasiado complicado el cultivo del maíz. Con esto, ya se calcula un fuerte recorte en los ingresos, estimado en no menos del veinte por ciento, que repercutirá en la actividad económica de la Ciudad.
Presente y futuro complicados
El productor local Luis Maggi abraza una añeja vinculación con el mundo agrícola, a tal punto que la vinculación de su familia con el campo data de la época de sus bisabuelos. A partir de esa experiencia en este tipo de contratiempos dijo, con voz segura, que las lluvias que se vienen registrando desde abril “han complicado muchísimo la cosecha gruesa” que “todavía debe estar quedando un treinta por ciento de la soja y un cuarenta por ciento del maíz sin cosechar.”
A eso le sumó que “hay caminos que son una pileta y quienes tuvieron que levantar los cultivos en lotes vecinos a esos accesos tuvieron que hacer silos-bolsa porque no han podido sacar sus producciones.”
O sea que el primer problema que se presenta es poder levantar la cosecha, y el que puede hacerlo tiene el obstáculo de que no logra sacarla del campo porque las inmediaciones están en muy mal estado.
Maggi dijo que la situación también afecta en gran escala las perspectivas de sembrar cebada y trigo que tenían varios productores. “Se preveía que este año podía llegar a cultivarse un quince por ciento más que campañas anteriores, pero yo diría que ahora ese plan se cayó por completo. Con la humedad y el barro que va a quedar en los suelos va a ser casi imposible avanzar con la siembra de grano fino”, vaticinó.
Señaló que algunos de sus colegas “van a esperar un poco más”, pero “una gran parte ya desistió de ese proyecto y pasará directo a la siembra de grano grueso si el clima lo permite, que empezaría a prepararse en noviembre.”
“La actividad productiva va a estar paralizada porque los numerosos afectados por el agua van a estar abocados a terminar la cosecha, en todo o en parte, según la situación particular en cada caso. No lloviendo, ese proceso va a demandar como mínimo un mes. Mucha gente no sabe de dónde entra tanta agua, hay ojos de agua en campos propios y vecinos que yo no había visto antes. Seguro va a haber una reducción de un veinte por ciento por la cosecha, pero puede ser más”, estimó Luis Maggi.
Lotes con más de 15 centímetros de agua
Rosana Franco, otra experimentada productora juninense, coincidió en que la reducción de ingresos va a ser “considerable” y se lamentó por el hecho de que en toda esta dificultad incida un fenómeno contra el que no se puede luchar: el clima.
“Algunos productores estuvieron tratando de cosechar el viernes y sábado, pero el cereal sale con muchísima humedad y entonces no queda otra que esperar”, comentó Franco.
En cuanto al trigo, indicó que el trabajador que no tiene agua en el campo y ya venía programando sembrar, lo puede hacer. “Pero también hay campos que no se van a poder sembrar porque tienen diez o quince centímetros de agua cuando ya estamos a las puertas de la siembra. El panorama es bastante complicado porque contra el clima no podemos luchar, la problemática es grave. Encima al productor se le vienen todos los vencimientos de los créditos tomados el año pasado para financiar su actividad”, completó.