Suelen ser frecuentes durante el receso invernal. Los siniestros ocurren sobre todo en las cocinas. Extremar los cuidados en casa y tomar medidas para evitar el contagio de enfermedades en lugares cerrados, entre los principales consejos para que los chicos vivan unas vacaciones saludables.
El receso escolar altera siempre la rutina diaria. Las vacaciones afuera o adentro del hogar pueden traer consecuencias en la salud de los chicos. Expertos del ministerio de Salud de la Provincia aseguran que durante esos 15 días aumentan los riesgos de sufrir accidentes domésticos. Pero además es una época en la que el virus de la gripe estacional está en pleno crecimiento.
El desorden de comidas y de horarios también pueden ser causas de trastornos digestivos: visitas más frecuentes a locales de comidas rápidas o el abuso en el consumo de gaseosas en salidas, pueden originar fuertes malestares estomacales y descomposturas.
Por eso, el ministro de Salud de la Provincia, Alejandro Collia, aconsejó hoy a los padres “extremar los cuidados y mantener la supervisión de los adultos sobre los chicos para evitar accidentes domésticos”, y agregó que “muchas veces los ambientes y la disposición de los objetos son pensados por y para adultos sin tener en cuenta la perspectiva de un menor”.
Además, Collia recordó que “es importante que los padres que aún no lo hicieron lleven a los más chiquitos a aplicarse la vacuna antigripal y tengan en cuenta las medidas sociales de prevención, como evitar amontonarse en lugares con mucha concurrencia, ventilar el hogar y lavarse las manos, sobre todo, después de asistir a eventos o espectáculos a puertas cerradas, para no terminar las vacaciones con los hijos enfermos”.
SINIESTROS EN EL HOGAR
De acuerdo a los reportes del sistema de registro de la Fundación Trauma sobre 9 hospitales provinciales, el 30 por ciento de las lesiones en menores de 15 años ocurren en el interior del hogar. Los especialistas tienden a cuestionar el concepto de “accidente” porque estos hechos, pese a ser frecuentes son, ante todo, evitables. Sin embargo, también constituyen una de las principales causas de muerte en niños con menos de 5 años.
Los siniestros más comunes en el interior del hogar se producen como consecuencia de caídas, en un 35 por ciento. Aplastamientos entre superficies o lesiones por máquinas le siguen con el 12 por ciento. Mientras que el contacto con calor o la exposición a fuego o humo representan el 9 por ciento. Asimismo, los pacientes ingresados por ahogamiento constituyen el 8 por ciento y quienes sufrieron exposición a corriente eléctrica, el 6. Los traumas restantes, en tanto, están relacionados con el tránsito.
La doctora Eugenia Crivaro, del Servicio de Emergencias del hospital provincial de Niños de La Plata, afirmó que “las partes del cuerpo que los chicos más se accidentan son los brazos y las piernas, en un 42, 8 por ciento, y la cabeza en un 24”, al tiempo que señaló que de acuerdo a datos generados dentro del mismo hospital, los más vulnerables son los niños menores de 5 años, quienes son protagonistas de lesiones en un 41,7 por ciento de los casos.
“Dentro del hogar la cocina es uno de los lugares más peligrosos, debido a la presencia del horno, hornallas y perillas”, especificó Crivaro. “Los patios son el segundo sitio donde suelen ocurrir los traumas por la presencia de animales, piletas, plantas y árboles”, añadió. Le siguen el baño, donde los peligros son el ahogamiento por inmersión e intoxicaciones por medicamentos, y el dormitorio, lugar frecuente de traumatismos graves por caídas de camas o cuchetas”, advirtió.
MODIFICAR LOS HÁBITOS
Además, las vacaciones necesariamente cambian la rutina familiar y las modificaciones en los horarios pueden agravar malos hábitos alimentarios, como la omisión del desayuno, el saltearse comidas e ingerir alimentos “chatarras” con mayor frecuencia. Además, al no tener que ir al colegio los chicos suelen acostarse más tarde y en esas horas adicionales tienden a comer y beber productos ricos en grasas y azúcares.
Pero por otro lado, las vacaciones también pueden convertirse en una oportunidad para poner en práctica hábitos más saludables. ¿Cómo? Aprovechando el tiempo extra para introducir algunos cambios que, aunque pequeños, pueden tener gran impacto en la salud de los más chicos.
“El receso invernal resulta una buena oportunidad para darle el tiempo necesario al desayuno, muchas veces relegado frente al apuro cotidiano”, señaló Laura Sansalone, nutricionista y coordinadora del programa Armando Salud dependiente de la cartera sanitaria. “Es recomendable pensar en familia opciones alimentarias para ese momento del día con frutas, licuados, yogures, mezclas de cereales, frutas secas, mermeladas e infusiones con leche”, apuntó.
Además, la especialista remarcó que cuando se realizan varias actividades sociales o recreativas propias de las vacaciones es fundamental que se respeten las cuatro comidas diarias, con énfasis en el desayuno y el almuerzo.
El receso escolar altera siempre la rutina diaria. Las vacaciones afuera o adentro del hogar pueden traer consecuencias en la salud de los chicos. Expertos del ministerio de Salud de la Provincia aseguran que durante esos 15 días aumentan los riesgos de sufrir accidentes domésticos. Pero además es una época en la que el virus de la gripe estacional está en pleno crecimiento.
El desorden de comidas y de horarios también pueden ser causas de trastornos digestivos: visitas más frecuentes a locales de comidas rápidas o el abuso en el consumo de gaseosas en salidas, pueden originar fuertes malestares estomacales y descomposturas.
Por eso, el ministro de Salud de la Provincia, Alejandro Collia, aconsejó hoy a los padres “extremar los cuidados y mantener la supervisión de los adultos sobre los chicos para evitar accidentes domésticos”, y agregó que “muchas veces los ambientes y la disposición de los objetos son pensados por y para adultos sin tener en cuenta la perspectiva de un menor”.
Además, Collia recordó que “es importante que los padres que aún no lo hicieron lleven a los más chiquitos a aplicarse la vacuna antigripal y tengan en cuenta las medidas sociales de prevención, como evitar amontonarse en lugares con mucha concurrencia, ventilar el hogar y lavarse las manos, sobre todo, después de asistir a eventos o espectáculos a puertas cerradas, para no terminar las vacaciones con los hijos enfermos”.
SINIESTROS EN EL HOGAR
De acuerdo a los reportes del sistema de registro de la Fundación Trauma sobre 9 hospitales provinciales, el 30 por ciento de las lesiones en menores de 15 años ocurren en el interior del hogar. Los especialistas tienden a cuestionar el concepto de “accidente” porque estos hechos, pese a ser frecuentes son, ante todo, evitables. Sin embargo, también constituyen una de las principales causas de muerte en niños con menos de 5 años.
Los siniestros más comunes en el interior del hogar se producen como consecuencia de caídas, en un 35 por ciento. Aplastamientos entre superficies o lesiones por máquinas le siguen con el 12 por ciento. Mientras que el contacto con calor o la exposición a fuego o humo representan el 9 por ciento. Asimismo, los pacientes ingresados por ahogamiento constituyen el 8 por ciento y quienes sufrieron exposición a corriente eléctrica, el 6. Los traumas restantes, en tanto, están relacionados con el tránsito.
La doctora Eugenia Crivaro, del Servicio de Emergencias del hospital provincial de Niños de La Plata, afirmó que “las partes del cuerpo que los chicos más se accidentan son los brazos y las piernas, en un 42, 8 por ciento, y la cabeza en un 24”, al tiempo que señaló que de acuerdo a datos generados dentro del mismo hospital, los más vulnerables son los niños menores de 5 años, quienes son protagonistas de lesiones en un 41,7 por ciento de los casos.
“Dentro del hogar la cocina es uno de los lugares más peligrosos, debido a la presencia del horno, hornallas y perillas”, especificó Crivaro. “Los patios son el segundo sitio donde suelen ocurrir los traumas por la presencia de animales, piletas, plantas y árboles”, añadió. Le siguen el baño, donde los peligros son el ahogamiento por inmersión e intoxicaciones por medicamentos, y el dormitorio, lugar frecuente de traumatismos graves por caídas de camas o cuchetas”, advirtió.
MODIFICAR LOS HÁBITOS
Además, las vacaciones necesariamente cambian la rutina familiar y las modificaciones en los horarios pueden agravar malos hábitos alimentarios, como la omisión del desayuno, el saltearse comidas e ingerir alimentos “chatarras” con mayor frecuencia. Además, al no tener que ir al colegio los chicos suelen acostarse más tarde y en esas horas adicionales tienden a comer y beber productos ricos en grasas y azúcares.
Pero por otro lado, las vacaciones también pueden convertirse en una oportunidad para poner en práctica hábitos más saludables. ¿Cómo? Aprovechando el tiempo extra para introducir algunos cambios que, aunque pequeños, pueden tener gran impacto en la salud de los más chicos.
“El receso invernal resulta una buena oportunidad para darle el tiempo necesario al desayuno, muchas veces relegado frente al apuro cotidiano”, señaló Laura Sansalone, nutricionista y coordinadora del programa Armando Salud dependiente de la cartera sanitaria. “Es recomendable pensar en familia opciones alimentarias para ese momento del día con frutas, licuados, yogures, mezclas de cereales, frutas secas, mermeladas e infusiones con leche”, apuntó.
Además, la especialista remarcó que cuando se realizan varias actividades sociales o recreativas propias de las vacaciones es fundamental que se respeten las cuatro comidas diarias, con énfasis en el desayuno y el almuerzo.