Un relevamiento del ministerio de Salud de la Provincia reveló que el 37% de los jóvenes que estudian en la universidad tiene sobrepeso. Cambios en los hábitos de vida, sedentarismo y mala alimentación, entre las principales causas.
Es sabido que el sedentarismo y la mala alimentación constituyen un mal epidémico a nivel global, tanto en niños como en adultos. Ahora, un estudio del ministerio de Salud de la Provincia revela que la tendencia también afecta a los jóvenes universitarios: un 37 por ciento tiene kilos demás.
El dato se desprende de un relevamiento realizado por el Seguro Público de Salud en 16 universidades nacionales en territorio bonaerense que abarcó a 1.249 estudiantes a los que se les midió talla y peso. De ese total, las mujeres representaron el 86 por ciento y los hombres tan sólo el 13,5. Pero el dato que más llamó la atención de los especialistas fue el elevado porcentaje de jóvenes a los que se les detectó sobrepeso.
El ministro de Salud, Alejandro Collia, señaló que es importante comenzar a poner especial atención en la población universitaria, “muchas veces expuesta a varias horas de estudio y en la que empieza a pesar un estilo de vida sedentario, que se agrava, además, por las modificaciones en los hábitos alimenticios y la falta de actividad física regular”.
En ese sentido, Collia recordó que el Seguro Público de Salud, un sistema de cobertura en atención de salud que ofrece el ministerio a los estudiantes, también tiene como objetivo ser una alternativa de atención y de prevención de enfermedades para la comunidad en general.
Vida nueva ¿nuevo peso?
“Todo cambio de rutina implica una modificación en el esquema alimentario”, explicó Laura Sansalone, nutricionista y coordinadora del programa Armando Salud de la dirección provincial de Atención Primaria del ministerio de Salud. “Por eso, el incremento de peso suele verse durante el primer año de la facultad”.
No saber cómo administrar el dinero, elegir productos sanos o preparar comidas nutritivas desencadena el sobrepeso porque muchos se exceden en el consumo de alimentos industrializados, con alta densidad calórica, ricos en azúcares simples, grasas y sodio.
A la mala calidad alimentaria se suma otro agravante: la ausencia en el número de comidas y el consumo a deshora. “Muchas veces la falta de tiempo o de organización por la carga horaria de la facultad implica que se coma una o dos veces al día, y de manera rápida y abundante, lo que además suele provocar severos trastornos digestivos”, agregó Sansalone.
Por otra parte, analizan los especialistas, el inicio de la facultad implica para buena parte de los estudiantes un cambio drástico porque deben dejar sus ciudades de origen y sus familias para encarar la carrera. “En estos casos es común que los alimentos se conviertan en un elemento de sustitución de esos afectos”, explicaron las referentes del programa de Tratamiento Ambulatorio de la Obesidad, la psicóloga Beatriz Garat y la médica nutricionista, Diana Bellone.
“Hablamos de ‘sustitución’ porque la comida puede llegar a cumplir una función en la vida de una persona que se vuelve necesaria para calmar, tranquilizar y hasta para acompañar”, apuntó Garat.
Factores de riesgo
El sobrepeso y la obesidad pueden acarrear enfermedades cardiovasculares y problemas metabólicos como la diabetes. “A través de la grasa corporal que comienza a alojarse en las arterias se produce una presión mayor en el tránsito de la sangre y, en consecuencia, un mayor gasto cardíaco”, señaló Diego Torino, director provincial de Patologías Prevalentes, dependiente de la dirección provincial de Atención Primaria.
Para la cardio-protección el especialista recomendó una dieta rica en vitaminas, minerales y fibra, a través del consumo de más frutas y verduras por sobre otros alimentos con mayor densidad calórica, grasas y azúcares simples. Además, Torino hizo énfasis en la importancia de salir de la rutina y realizar actividad física por lo menos tres veces por semana. Por último, aconsejó realizar un examen de salud periódico a partir de los 18 años para prevenir enfermedades prevalentes y promover hábitos de vida saludables.
Es sabido que el sedentarismo y la mala alimentación constituyen un mal epidémico a nivel global, tanto en niños como en adultos. Ahora, un estudio del ministerio de Salud de la Provincia revela que la tendencia también afecta a los jóvenes universitarios: un 37 por ciento tiene kilos demás.
El dato se desprende de un relevamiento realizado por el Seguro Público de Salud en 16 universidades nacionales en territorio bonaerense que abarcó a 1.249 estudiantes a los que se les midió talla y peso. De ese total, las mujeres representaron el 86 por ciento y los hombres tan sólo el 13,5. Pero el dato que más llamó la atención de los especialistas fue el elevado porcentaje de jóvenes a los que se les detectó sobrepeso.
El ministro de Salud, Alejandro Collia, señaló que es importante comenzar a poner especial atención en la población universitaria, “muchas veces expuesta a varias horas de estudio y en la que empieza a pesar un estilo de vida sedentario, que se agrava, además, por las modificaciones en los hábitos alimenticios y la falta de actividad física regular”.
En ese sentido, Collia recordó que el Seguro Público de Salud, un sistema de cobertura en atención de salud que ofrece el ministerio a los estudiantes, también tiene como objetivo ser una alternativa de atención y de prevención de enfermedades para la comunidad en general.
Vida nueva ¿nuevo peso?
“Todo cambio de rutina implica una modificación en el esquema alimentario”, explicó Laura Sansalone, nutricionista y coordinadora del programa Armando Salud de la dirección provincial de Atención Primaria del ministerio de Salud. “Por eso, el incremento de peso suele verse durante el primer año de la facultad”.
No saber cómo administrar el dinero, elegir productos sanos o preparar comidas nutritivas desencadena el sobrepeso porque muchos se exceden en el consumo de alimentos industrializados, con alta densidad calórica, ricos en azúcares simples, grasas y sodio.
A la mala calidad alimentaria se suma otro agravante: la ausencia en el número de comidas y el consumo a deshora. “Muchas veces la falta de tiempo o de organización por la carga horaria de la facultad implica que se coma una o dos veces al día, y de manera rápida y abundante, lo que además suele provocar severos trastornos digestivos”, agregó Sansalone.
Por otra parte, analizan los especialistas, el inicio de la facultad implica para buena parte de los estudiantes un cambio drástico porque deben dejar sus ciudades de origen y sus familias para encarar la carrera. “En estos casos es común que los alimentos se conviertan en un elemento de sustitución de esos afectos”, explicaron las referentes del programa de Tratamiento Ambulatorio de la Obesidad, la psicóloga Beatriz Garat y la médica nutricionista, Diana Bellone.
“Hablamos de ‘sustitución’ porque la comida puede llegar a cumplir una función en la vida de una persona que se vuelve necesaria para calmar, tranquilizar y hasta para acompañar”, apuntó Garat.
Factores de riesgo
El sobrepeso y la obesidad pueden acarrear enfermedades cardiovasculares y problemas metabólicos como la diabetes. “A través de la grasa corporal que comienza a alojarse en las arterias se produce una presión mayor en el tránsito de la sangre y, en consecuencia, un mayor gasto cardíaco”, señaló Diego Torino, director provincial de Patologías Prevalentes, dependiente de la dirección provincial de Atención Primaria.
Para la cardio-protección el especialista recomendó una dieta rica en vitaminas, minerales y fibra, a través del consumo de más frutas y verduras por sobre otros alimentos con mayor densidad calórica, grasas y azúcares simples. Además, Torino hizo énfasis en la importancia de salir de la rutina y realizar actividad física por lo menos tres veces por semana. Por último, aconsejó realizar un examen de salud periódico a partir de los 18 años para prevenir enfermedades prevalentes y promover hábitos de vida saludables.