Chacabuco se vió emocionada por la noticia. El martes último, Elena Bustos se reencontró con el padre que no conocía. Tuvieron que pasar más de 40 años y varias búsquedas para que la historia tuviera un final feliz.
El portal de noticias Chacabuquero.com destaca en su sitio que en el medio hubo idas y vueltas. Los dos buscaron por su parte pero no coincidieron en el mismo lugar y tiempo hasta hace unos días. El siguiente es el artículo elaborado por el periodista chacabuquense Cristian Otegui que fue publicado el domingo 3 de agosto de 2014 en el Diario De Hoy de Chacabuco.
El encuentro se produjo luego de que la vecina, de 41 años, recurrió al programa de televisión “Los unos y los otros”, que conduce Oscar González Oro, por el canal América.
Bustos no sólo recuperó a un padre, sino que se enteró que tiene dos hermanos. Y su padre también ganó dos nietos.
La historia es curiosa, porque durante 40 años el padre de Bustos, que se llama Miguel Ángel Espinosa, creyó que su ex mujer había dado a luz un niño y no una niña. También había estado en Chacabuco tiempo atrás, pero nunca había podido dar con la hija.
En la actualidad, Bustos vive en el barrio Los Pioneros, pero fue un antiguo vecino del lugar en el que se crió aquel que por casualidad sirvió de guía por Chacabuco a Espinosa.
La mujer en persona dio a conocer la historia de su reencuentro con un padre al que nunca había visto en persona.
–¿Usted nunca había conocido a su papá?
–Nunca; solamente por fotos.
–¿Qué es lo que pasó para que esto ocurriera?
–Se había peleado con mi mamá cuando andaban de novios. Mi mamá estaba embarazada y se vino. Ella vivía en Buenos Aires, lo conoció allí.
–Anteriormente, ¿lo había buscado?
–Sí, habíamos preguntado. Siempre nos enterábamos por algún amigo que él andaba por Chacabuco buscándonos, pero cuando nosotros íbamos, era tarde. La última vez que tuve noticias de que me estaba buscando, faltaban tres meses para que cumpliera los 15. A él, mi abuelo le había dicho que era un varón.
–¿El papá de tu mamá?
–El padrastro de mi mamá.
–¿El sí tenía contacto?
–Lo veía porque en esa época mi abuelo trabajaba en la parrilla El Cencerro, que estaba en la ruta 7, que ahora es Las Tejas. Mi papá era camionero y en ese motivo paraba ahí; una vez al mes pasaba. La última vez que paró le dijo que mi mamá había tenido un varón pero que ya no vivíamos en Chacabuco. Entonces, él perdió todas las esperanzas.
–¿Y después qué pasó?
–En abril estaba con mi hija mirando el programa “Los unos y los otros” y mandé un e-mail. Mi hija me dijo lo mandaste mal y lo envió ella. Me fijé cómo lo había hecho y en la noche de Pascuas, volví a mandar otro, pero ya con el relato de toda la historia. Eso fue a las ocho de la noche, y a las doce me llamaron. Yo pensé que me estaban cargando, por la hora. La mujer que me llamó me dijo soy Valeria Luján, te agregué en Facebook si no me querés creer. Me preguntó si estaba dispuesta a ir al programa el martes siguiente. Le dije que sí, pero ese día murió Norma Pons y no pude salir al aire. Así me citaron varias veces. La séptima vez pude lograr entrar porque ellos te citan pero si hay algo urgente, sale eso.
–¿Cómo funciona el tema de la búsqueda? ¿Hay algo armado?
–No; yo conté mi historia la primera vez. Me grabaron un tape para pasar durante el programa, pero nunca lo pasaron. Ellos siguieron buscando. La última vez que me citaron no quería ir, porque me había cansado. “Están jugando con la gente –les dije–; al fin y al cabo mi patrona tiene razón de que es un programa armado”. “No, no pienses de esa manera”, me respondieron. La última vez me insistieron tanto que le dije a mi nena que iba a ir porque a lo mejor tenían alguna novedad. Y sí, habían conseguido datos. Me enteré cuando salí al aire en el programa. Cuando te citan, no te dicen nada.
–¿Y cuáles eran las novedades?
–Lo ellos habían encontrado era que yo tenía hermanos, pero de mi papá no sabían nada. Resulta que ellos decían que seguramente mi papá no estaba en la Argentina.
–¿Y cómo lograron el contacto?
- Al contacto con él no lo logré en el canal. Él miró el programa, se cansó de llamar al canal. Quería salir al aire en el momento en el que yo estaba, pero no pudo, porque daba ocupado. Después, siguió intentando, el teléfono llamaba pero nadie contestaba. La mujer que está con él ahora, le dijo:mañana vamos a Chacabuco; si Chacabuco es chico, se conoce todo el mundo. El martes a la mañana se vino, preguntó el restaurante La Spada Rota. Ahí le recomendaron que fuera al canal de televisión, que con el informativo del mediodía, como lo ve toda la gente, podía salir. Luego me contó que cuando iba entrando a la ciudad encontró a una mujer que era una maestra que lo envió a la comisaría. Pero cuando pasó por la bulonera de Pablo Castelao, en la vereda ve a una mujer barriendo y él le preguntó sí había visto el programa, y ella le comentó que casualmente una chica de Chacabuco estaba buscando a su papá, Miguel Ángel Espinosa. Él le dijo: soy yo. Ahí lo llevaron para adentro del negocio y Pablo le comentó que me conocía pero no sabía donde vivía. Él sabía donde vivía mi hermana, porque con Pablo nos criamos juntos, en el mismo barrio. Él vivía sobre Sargento Cabral y yo sobre Zapiola. Así fue como llevó a mi papá hasta lo de mi hermana, pero como ella estaba trabajando, un vecino le comentó que mi cuñado trabajaba en una balanza que está frente a la planta de Industria de Maíz. Allí se fue. Mi cuñado le dio mi número, Pablo le prestó el teléfono a mi papá, y él me llamó. Yo pensé que era una cargada, porque el número era de acá. Me dijo habla tu papá, y yo le respondí qué va a ser mi papá si ni sabe cuál es mi número de teléfono; andá a molestar a otro lado porque el teléfono es de Chacabuco. Me dijo: “Soy Miguel Ángel Espinosa y en este momento estoy con tu cuñado Sandro”. Ahí ya le creí. Lo llamé a mi marido para que lo fuera a buscar y cuando salí de trabajar me vine para acá.
- ¿Cómo fue el reencuentro?
–Muy emotivo. Yo lo conocía sólo por fotos. Siempre lo soñé, pero nunca le veía el rostro. Mi mamá siempre me habló bien de él, nunca mal. Simplemente habían tenido una discusión y cada cual siguió su camino. Lo único que sabía era que en el año ‘73 vivía en San Justo.
–¿Así que tiene más hermanos?
–Tengo dos hermanos más: una hermana de 44, y otro de 42, que vive en Córdoba.
–¿Y él que le dijo?
–Me dijo que siempre pensó en mí, pero simplemente creyó que era un varón y no una mujer. Me dijo que para las fiestas o reuniones en la mesa siempre había un plato de más porque siempre me tuvo presente. Lo único, me dijo, es que había perdido la esperanza de encontrarme. Yo fui muchas veces a buscarte pero siempre reboté, me contó. Es que nadie conocía a mi mamá que, en ese tiempo vivía donde ahora está el centro tradicionalista El Mojón. Ahí había una casa y un horno de ladrillos. Cuando pudo venir a la ciudad, esa casa y ese horno ya no existían. Ahí perdió toda pista.
–¿Y su mamá cómo vivió este momento?
–Mi mamá me dijo que si yo era feliz, ella también lo era. Me dio todos los datos que pudo. Ella había aportado datos como el nombre de la mamá de mi papá. Lo único que no sabía dónde vivía ahora. Mi papá me dijo que ahora está viviendo en Rafael Castillo.
–¿Y le contó a la gente del programa sobre el reencuentro?
–El martes a la noche cuando estaba regresando a su casa, a mi papá lo llamaron por teléfono desde el programa. Le dijeron ¿usted es el señor Miguel Ángel Espinosa? Hay una hija que lo está buscando. Y él les respondió casualmente vengo de ver a mi hija porque llamé al canal y como no me dieron bolilla tuve que salir a buscarla. Cuando me llamaron a mí les expliqué que todo había sido una sorpresa y que no sabía que venía.
Y así fue como Elena Bustos conoció a su padre en la tarde de un lunes, lejos de las cámaras pero muy cerca del corazón.
(Fuente: Chacabuquero.com)
El portal de noticias Chacabuquero.com destaca en su sitio que en el medio hubo idas y vueltas. Los dos buscaron por su parte pero no coincidieron en el mismo lugar y tiempo hasta hace unos días. El siguiente es el artículo elaborado por el periodista chacabuquense Cristian Otegui que fue publicado el domingo 3 de agosto de 2014 en el Diario De Hoy de Chacabuco.
El encuentro se produjo luego de que la vecina, de 41 años, recurrió al programa de televisión “Los unos y los otros”, que conduce Oscar González Oro, por el canal América.
Bustos no sólo recuperó a un padre, sino que se enteró que tiene dos hermanos. Y su padre también ganó dos nietos.
La historia es curiosa, porque durante 40 años el padre de Bustos, que se llama Miguel Ángel Espinosa, creyó que su ex mujer había dado a luz un niño y no una niña. También había estado en Chacabuco tiempo atrás, pero nunca había podido dar con la hija.
En la actualidad, Bustos vive en el barrio Los Pioneros, pero fue un antiguo vecino del lugar en el que se crió aquel que por casualidad sirvió de guía por Chacabuco a Espinosa.
La mujer en persona dio a conocer la historia de su reencuentro con un padre al que nunca había visto en persona.
–¿Usted nunca había conocido a su papá?
–Nunca; solamente por fotos.
–¿Qué es lo que pasó para que esto ocurriera?
–Se había peleado con mi mamá cuando andaban de novios. Mi mamá estaba embarazada y se vino. Ella vivía en Buenos Aires, lo conoció allí.
–Anteriormente, ¿lo había buscado?
–Sí, habíamos preguntado. Siempre nos enterábamos por algún amigo que él andaba por Chacabuco buscándonos, pero cuando nosotros íbamos, era tarde. La última vez que tuve noticias de que me estaba buscando, faltaban tres meses para que cumpliera los 15. A él, mi abuelo le había dicho que era un varón.
–¿El papá de tu mamá?
–El padrastro de mi mamá.
–¿El sí tenía contacto?
–Lo veía porque en esa época mi abuelo trabajaba en la parrilla El Cencerro, que estaba en la ruta 7, que ahora es Las Tejas. Mi papá era camionero y en ese motivo paraba ahí; una vez al mes pasaba. La última vez que paró le dijo que mi mamá había tenido un varón pero que ya no vivíamos en Chacabuco. Entonces, él perdió todas las esperanzas.
–¿Y después qué pasó?
–En abril estaba con mi hija mirando el programa “Los unos y los otros” y mandé un e-mail. Mi hija me dijo lo mandaste mal y lo envió ella. Me fijé cómo lo había hecho y en la noche de Pascuas, volví a mandar otro, pero ya con el relato de toda la historia. Eso fue a las ocho de la noche, y a las doce me llamaron. Yo pensé que me estaban cargando, por la hora. La mujer que me llamó me dijo soy Valeria Luján, te agregué en Facebook si no me querés creer. Me preguntó si estaba dispuesta a ir al programa el martes siguiente. Le dije que sí, pero ese día murió Norma Pons y no pude salir al aire. Así me citaron varias veces. La séptima vez pude lograr entrar porque ellos te citan pero si hay algo urgente, sale eso.
–¿Cómo funciona el tema de la búsqueda? ¿Hay algo armado?
–No; yo conté mi historia la primera vez. Me grabaron un tape para pasar durante el programa, pero nunca lo pasaron. Ellos siguieron buscando. La última vez que me citaron no quería ir, porque me había cansado. “Están jugando con la gente –les dije–; al fin y al cabo mi patrona tiene razón de que es un programa armado”. “No, no pienses de esa manera”, me respondieron. La última vez me insistieron tanto que le dije a mi nena que iba a ir porque a lo mejor tenían alguna novedad. Y sí, habían conseguido datos. Me enteré cuando salí al aire en el programa. Cuando te citan, no te dicen nada.
–¿Y cuáles eran las novedades?
–Lo ellos habían encontrado era que yo tenía hermanos, pero de mi papá no sabían nada. Resulta que ellos decían que seguramente mi papá no estaba en la Argentina.
–¿Y cómo lograron el contacto?
- Al contacto con él no lo logré en el canal. Él miró el programa, se cansó de llamar al canal. Quería salir al aire en el momento en el que yo estaba, pero no pudo, porque daba ocupado. Después, siguió intentando, el teléfono llamaba pero nadie contestaba. La mujer que está con él ahora, le dijo:mañana vamos a Chacabuco; si Chacabuco es chico, se conoce todo el mundo. El martes a la mañana se vino, preguntó el restaurante La Spada Rota. Ahí le recomendaron que fuera al canal de televisión, que con el informativo del mediodía, como lo ve toda la gente, podía salir. Luego me contó que cuando iba entrando a la ciudad encontró a una mujer que era una maestra que lo envió a la comisaría. Pero cuando pasó por la bulonera de Pablo Castelao, en la vereda ve a una mujer barriendo y él le preguntó sí había visto el programa, y ella le comentó que casualmente una chica de Chacabuco estaba buscando a su papá, Miguel Ángel Espinosa. Él le dijo: soy yo. Ahí lo llevaron para adentro del negocio y Pablo le comentó que me conocía pero no sabía donde vivía. Él sabía donde vivía mi hermana, porque con Pablo nos criamos juntos, en el mismo barrio. Él vivía sobre Sargento Cabral y yo sobre Zapiola. Así fue como llevó a mi papá hasta lo de mi hermana, pero como ella estaba trabajando, un vecino le comentó que mi cuñado trabajaba en una balanza que está frente a la planta de Industria de Maíz. Allí se fue. Mi cuñado le dio mi número, Pablo le prestó el teléfono a mi papá, y él me llamó. Yo pensé que era una cargada, porque el número era de acá. Me dijo habla tu papá, y yo le respondí qué va a ser mi papá si ni sabe cuál es mi número de teléfono; andá a molestar a otro lado porque el teléfono es de Chacabuco. Me dijo: “Soy Miguel Ángel Espinosa y en este momento estoy con tu cuñado Sandro”. Ahí ya le creí. Lo llamé a mi marido para que lo fuera a buscar y cuando salí de trabajar me vine para acá.
- ¿Cómo fue el reencuentro?
–Muy emotivo. Yo lo conocía sólo por fotos. Siempre lo soñé, pero nunca le veía el rostro. Mi mamá siempre me habló bien de él, nunca mal. Simplemente habían tenido una discusión y cada cual siguió su camino. Lo único que sabía era que en el año ‘73 vivía en San Justo.
–¿Así que tiene más hermanos?
–Tengo dos hermanos más: una hermana de 44, y otro de 42, que vive en Córdoba.
–¿Y él que le dijo?
–Me dijo que siempre pensó en mí, pero simplemente creyó que era un varón y no una mujer. Me dijo que para las fiestas o reuniones en la mesa siempre había un plato de más porque siempre me tuvo presente. Lo único, me dijo, es que había perdido la esperanza de encontrarme. Yo fui muchas veces a buscarte pero siempre reboté, me contó. Es que nadie conocía a mi mamá que, en ese tiempo vivía donde ahora está el centro tradicionalista El Mojón. Ahí había una casa y un horno de ladrillos. Cuando pudo venir a la ciudad, esa casa y ese horno ya no existían. Ahí perdió toda pista.
–¿Y su mamá cómo vivió este momento?
–Mi mamá me dijo que si yo era feliz, ella también lo era. Me dio todos los datos que pudo. Ella había aportado datos como el nombre de la mamá de mi papá. Lo único que no sabía dónde vivía ahora. Mi papá me dijo que ahora está viviendo en Rafael Castillo.
–¿Y le contó a la gente del programa sobre el reencuentro?
–El martes a la noche cuando estaba regresando a su casa, a mi papá lo llamaron por teléfono desde el programa. Le dijeron ¿usted es el señor Miguel Ángel Espinosa? Hay una hija que lo está buscando. Y él les respondió casualmente vengo de ver a mi hija porque llamé al canal y como no me dieron bolilla tuve que salir a buscarla. Cuando me llamaron a mí les expliqué que todo había sido una sorpresa y que no sabía que venía.
Y así fue como Elena Bustos conoció a su padre en la tarde de un lunes, lejos de las cámaras pero muy cerca del corazón.
(Fuente: Chacabuquero.com)