Por Santiago Aguiar.-
Para ilustrar el interés de esta nota voy a comenzar con un breve relato de como la utilización depalabras positivas permite manipular la comunicación, en especial, de las malas noticias.
Una pequeña niña tenía un cachorrito al que quería mucho. Un día ese perrito se escapa y muere atropellado por un auto. Los padres se encuentran en la dificultad de explicarle lo sucedido a la niña y para ello tienen dos opciones, decirle la verdad crudamente con el argumento de que la niña debe saber lo que es la pérdida de un ser querido como parte de la vida o encontrar palabras que le hagan desviar la atención hacia otro lugar y no hacerla sufrir.
Como es de esperar los padres le dicen a su hija que su pequeña mascota se había ido al cielo de los perros y que cada noche desde una estrella la miraba y la cuidaba.
Por qué mintieron? la idea de decir la verdad objetiva, el hecho fáctico que es la muerte, genera una sensación de final y con ello, de angustia. En cambio, la idea del cielo de los perros implica un comienzo de algo nuevo y mejor (claro que primero tuvieron que generar esa fantasía del edén canino para que la niña lo entienda y el perro había muerto igual).
Este es el mismo mecanismo que está usando la gestión Cambiemos, la introducción del discurso positivo como anestesia y justificación de medidas de ajuste profundo.
Ejemplos de ello vemos a diario, se habló de sinceramiento cambiario para justificar la bruta devaluación, se invocó al reordenamiento de tarifas para justificar el tarifazo, se plantó el terreno de los ñoquis para justificar el despido masivo de empleados públicos (llamada especial para los municipales de Junín que viven hoy en carne propia la persecución y los despidos directos o inducidos en forma de renuncias involuntarias).
También se involucra a los ciudadanos con los conceptos de “todos nosotros”, “los argentinos”, etc cuando viene el ajuste, pero cuando quieren justificar el endeudamiento multimillonario para pagarle a los buitres ya cambia a “el país hace un sacrificio”.
A modo de ejemplo local también podríamos citar la reunión mantenida por el intendente hace pocos días con los dueños de estaciones de servicio en virtud de las medidas cautelares en contra del cobro del canon de los combustibles.
La nota periodística abunda en conceptos positivos como“diálogo”, “mesa de trabajo”, “equipos técnicos”, entre otros ya trillados.
Pero para qué tanta vuelta si el tema del canon es de respuesta binaria, si/no? Es decir, no puede ser un poquito inconstitucional.
Entonces este cielo de los perros planteado por el intendente esconde una coerción del ejecutivo local para el levantamiento de las cautelares, el cobro del canon de quienes no lo estaban haciendo y su giro a las arcas de la municipalidad de un recurso de libre disponibilidad. Cuando en realidad debería recurrir a la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires para que se expida finalmente sobre la cuestión de fondo. Podríamos seguir con los ejemplos de discurso positivo hasta el hartazgo, pero entiendo que el lector entendió el punto. Por ello, finalmente me queda una pregunta dando vueltas, será que el error de Cristina Fernández fue haber preferido decirles a los argentinos que el perrito estaba muerto y no recurrir al paraíso perruno?
Para ilustrar el interés de esta nota voy a comenzar con un breve relato de como la utilización depalabras positivas permite manipular la comunicación, en especial, de las malas noticias.
Una pequeña niña tenía un cachorrito al que quería mucho. Un día ese perrito se escapa y muere atropellado por un auto. Los padres se encuentran en la dificultad de explicarle lo sucedido a la niña y para ello tienen dos opciones, decirle la verdad crudamente con el argumento de que la niña debe saber lo que es la pérdida de un ser querido como parte de la vida o encontrar palabras que le hagan desviar la atención hacia otro lugar y no hacerla sufrir.
Como es de esperar los padres le dicen a su hija que su pequeña mascota se había ido al cielo de los perros y que cada noche desde una estrella la miraba y la cuidaba.
Por qué mintieron? la idea de decir la verdad objetiva, el hecho fáctico que es la muerte, genera una sensación de final y con ello, de angustia. En cambio, la idea del cielo de los perros implica un comienzo de algo nuevo y mejor (claro que primero tuvieron que generar esa fantasía del edén canino para que la niña lo entienda y el perro había muerto igual).
Este es el mismo mecanismo que está usando la gestión Cambiemos, la introducción del discurso positivo como anestesia y justificación de medidas de ajuste profundo.
Ejemplos de ello vemos a diario, se habló de sinceramiento cambiario para justificar la bruta devaluación, se invocó al reordenamiento de tarifas para justificar el tarifazo, se plantó el terreno de los ñoquis para justificar el despido masivo de empleados públicos (llamada especial para los municipales de Junín que viven hoy en carne propia la persecución y los despidos directos o inducidos en forma de renuncias involuntarias).
También se involucra a los ciudadanos con los conceptos de “todos nosotros”, “los argentinos”, etc cuando viene el ajuste, pero cuando quieren justificar el endeudamiento multimillonario para pagarle a los buitres ya cambia a “el país hace un sacrificio”.
A modo de ejemplo local también podríamos citar la reunión mantenida por el intendente hace pocos días con los dueños de estaciones de servicio en virtud de las medidas cautelares en contra del cobro del canon de los combustibles.
La nota periodística abunda en conceptos positivos como“diálogo”, “mesa de trabajo”, “equipos técnicos”, entre otros ya trillados.
Pero para qué tanta vuelta si el tema del canon es de respuesta binaria, si/no? Es decir, no puede ser un poquito inconstitucional.
Entonces este cielo de los perros planteado por el intendente esconde una coerción del ejecutivo local para el levantamiento de las cautelares, el cobro del canon de quienes no lo estaban haciendo y su giro a las arcas de la municipalidad de un recurso de libre disponibilidad. Cuando en realidad debería recurrir a la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires para que se expida finalmente sobre la cuestión de fondo. Podríamos seguir con los ejemplos de discurso positivo hasta el hartazgo, pero entiendo que el lector entendió el punto. Por ello, finalmente me queda una pregunta dando vueltas, será que el error de Cristina Fernández fue haber preferido decirles a los argentinos que el perrito estaba muerto y no recurrir al paraíso perruno?