Las intervenciones crecieron más del 30% en 5 años. De 29 mil en 2007 se pasó a 38 mil en 2011. Expertos dicen que es porque los cirujanos están mejor preparados para realizar la técnica. Sólo el 20% se hacen por urgencias, y el resto son programadas.
En Argentina, el uso de uno de los procedimientos que sirve para destapar las arterias del corazón, la angioplastia coronaria, creció más del 30% durante los últimos cinco años, según informó a Clarín el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas, que realizó un simposio ayer junto con la Federación Argentina de Cardiología en la ciudad de Salta.
Ya se practica una angioplastia cada 15 minutos.
El procedimiento consiste en una intervención quirúrgica que puede hacer de manera urgente o programada. Los casos que se practican angioplastias en urgencias son por infartos en los que una o más arterias se taparon abruptamente y la persona siente un dolor fuerte en el pecho. En cambio, las angioplastias programadas ocurren cuando el taponamiento de las arterias se produce lentamente. A veces ese cuadro da síntomas: la persona camina o sube la escalera y siente una opresión en el pecho. Deja de caminar y se le pasa el dolor. Otra veces no da síntomas y sólo se detecta con el electrocardiograma de esfuerzo. Hoy, en el país, hasta el 20% de las angioplastias se realizan por urgencias . El resto de las intervenciones son programadas.
Las enfermedades de las arterias coronarias se tratan con medicamentos y con las cirugías, como el clásico bypass y la angioplastia, técnica que fue ganando terreno.
Hace cinco años se hacían 29 mil y el año pasado fueron 38 mil.
“La técnica se perfecciona, más profesionales se capacitan para realizar este tipo de intervenciones, se abren nuevas salas de hemodinamia, tanto públicas como privadas, y aumenta también la población de riesgo , compuesta por las personas de ambos sexos mayores de 40 años”, señaló Juan José Fernández, secretario del Colegio. “Aunque ahora están llegando a los quirófanos más jóvenes menores de 40 y mujeres porque fuman más, y tienen factores de riesgo como colesterol alto, diabetes, sedentarismo , entre otros”, agregó José Álvarez, especialista en cardioangiología Intervencionista y secretario científico de la misma entidad médica.
Las razones del crecimiento de la práctica de la angioplastia también se relaciona con sus propias características.
Es menos invasiva que la cirugía a corazón abierto.
Porque la angioplastia sólo implica pinchazos en la ingle, la muñeca o el brazo, que permiten la introducción de los componentes como el stent, que hará que las arterias vuelvan a mantenerse abiertas. También existe la posibilidad de introducir el stent con medicamentos que se liberarán para que las arterias no se vuelvan a cerrar por cicatrización en exceso.
La cirugía dura una hora aproximadamente, con anestesia local. En muchos casos, el paciente está un solo día internado, y se recupera rápidamente. En contraposición, señalan los especialistas del Colegio, la operación del bypass dura al menos 3 horas, y la internación oscila entre 4 y 6 días. “Más allá de las diferencias, el tratamiento que se decide en base a la situación de cada paciente. Por lo general, a los pacientes con obstrucciones severas se les suele practicar un bypass”, acotó Alvarez.
Los especialistas advierten que la angioplastia también tiene riesgos , como sangrado, reacción alérgica, alteración de los latidos del corazón y hasta infartos y ataques cerebrovasculares (aunque son poco frecuentes). Hoy, uno de los grandes desafíos es que los pacientes acepten que deben hacer cambios en sus estilos de vida . “Después de la angioplastia, algunos hacen un click y reordenan sus prioridades, pero muchos otros no modifican sus comportamientos”, afirmó Alberto Alves de Lima, del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). “El 60% de los que pasan por una angioplastia o un bypass siguen fumando a los 6 meses. Esto aumenta el riesgo de que sus arterias se vuelvan a tapar”.
En Argentina, el uso de uno de los procedimientos que sirve para destapar las arterias del corazón, la angioplastia coronaria, creció más del 30% durante los últimos cinco años, según informó a Clarín el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas, que realizó un simposio ayer junto con la Federación Argentina de Cardiología en la ciudad de Salta.
Ya se practica una angioplastia cada 15 minutos.
El procedimiento consiste en una intervención quirúrgica que puede hacer de manera urgente o programada. Los casos que se practican angioplastias en urgencias son por infartos en los que una o más arterias se taparon abruptamente y la persona siente un dolor fuerte en el pecho. En cambio, las angioplastias programadas ocurren cuando el taponamiento de las arterias se produce lentamente. A veces ese cuadro da síntomas: la persona camina o sube la escalera y siente una opresión en el pecho. Deja de caminar y se le pasa el dolor. Otra veces no da síntomas y sólo se detecta con el electrocardiograma de esfuerzo. Hoy, en el país, hasta el 20% de las angioplastias se realizan por urgencias . El resto de las intervenciones son programadas.
Las enfermedades de las arterias coronarias se tratan con medicamentos y con las cirugías, como el clásico bypass y la angioplastia, técnica que fue ganando terreno.
Hace cinco años se hacían 29 mil y el año pasado fueron 38 mil.
“La técnica se perfecciona, más profesionales se capacitan para realizar este tipo de intervenciones, se abren nuevas salas de hemodinamia, tanto públicas como privadas, y aumenta también la población de riesgo , compuesta por las personas de ambos sexos mayores de 40 años”, señaló Juan José Fernández, secretario del Colegio. “Aunque ahora están llegando a los quirófanos más jóvenes menores de 40 y mujeres porque fuman más, y tienen factores de riesgo como colesterol alto, diabetes, sedentarismo , entre otros”, agregó José Álvarez, especialista en cardioangiología Intervencionista y secretario científico de la misma entidad médica.
Las razones del crecimiento de la práctica de la angioplastia también se relaciona con sus propias características.
Es menos invasiva que la cirugía a corazón abierto.
Porque la angioplastia sólo implica pinchazos en la ingle, la muñeca o el brazo, que permiten la introducción de los componentes como el stent, que hará que las arterias vuelvan a mantenerse abiertas. También existe la posibilidad de introducir el stent con medicamentos que se liberarán para que las arterias no se vuelvan a cerrar por cicatrización en exceso.
La cirugía dura una hora aproximadamente, con anestesia local. En muchos casos, el paciente está un solo día internado, y se recupera rápidamente. En contraposición, señalan los especialistas del Colegio, la operación del bypass dura al menos 3 horas, y la internación oscila entre 4 y 6 días. “Más allá de las diferencias, el tratamiento que se decide en base a la situación de cada paciente. Por lo general, a los pacientes con obstrucciones severas se les suele practicar un bypass”, acotó Alvarez.
Los especialistas advierten que la angioplastia también tiene riesgos , como sangrado, reacción alérgica, alteración de los latidos del corazón y hasta infartos y ataques cerebrovasculares (aunque son poco frecuentes). Hoy, uno de los grandes desafíos es que los pacientes acepten que deben hacer cambios en sus estilos de vida . “Después de la angioplastia, algunos hacen un click y reordenan sus prioridades, pero muchos otros no modifican sus comportamientos”, afirmó Alberto Alves de Lima, del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). “El 60% de los que pasan por una angioplastia o un bypass siguen fumando a los 6 meses. Esto aumenta el riesgo de que sus arterias se vuelvan a tapar”.