Se negaron a declarar Gómez Pola, Bracken y Chiachietta. Ante los jueces hablaron Esterlich, Manzanares, Mastandrea y Almirón.
El próximo viernes a las 10 de la mañana se reanudará el juicio que se viene siguiendo a siete ex represores de la Dictadura cívico-militar en nuestra ciudad y en esa oportunidad se conocerán los alegatos tanto de la defensa como de la fiscalía.
Ayer lunes se realizó la audiencia donde se brindó a los imputados la posibilidad de declarar. Tres no lo hicieron: el coronel retirado Angel José Gómez Pola, que estuvo a cargo del Área 131 y fue subordinado directo de Félix Camblor, ya fallecido, que regenteó los centros clandestinos que estuvieron en la Subzona 13; el comisario retirado Abel Oscar Bracken, que tuvo a su cargo la Comisaría Primera y el ex médico policial Aldo Antonio Chiacchietta, que solía “controlar los signos vitales” de los prisioneros en las sesiones de tortura, de acuerdo a los testimonios aportados tanto en forma escrita como oral.
El juicio es llevado adelante por los magistrados Carlos Rozanski, Pablo Vega y César Álvarez integrantes del Tribunal Oral Criminal Federal Nro. 1 de La Plata y se desarrolla en el Salón de la Democracia, en el rectorado de la Universidad Nacional del Noroeste, avenida Libertad y Primera Junta.
Julio Angel Esterlich, entonces oficial subinspector accedió a declarar y entre otros conceptos, además de responsabilizar al Ejército como la fuerza que dirigía todas las operaciones, afirmó que "en Junín no había lugares ocultos. No existieron grupos operativos ni tampoco nombres supuestos para los que trabajabamos en la comisaría. No participé de las detenciones, no recibí a los detenidos, no participé en los fichajes ni en la instrucción de la causa, nunca fuí responsable de la custodia, nunca ingresé a los calabozos. No era mi responsabilidad custodiarlos", expresó.
Quien también declaró fue Francisco Silvio Manzanares -suboficial inspector en el momento de los acontecimientos de 1976- quien puso en el centro de la escena al juez federal Héctor Plou afirmando que "la pésima instrucción del preventor, doctor Plou, dio lugar a la anulación de lo actuado cuando la causa pasó al doctor Rafecas. Quiere decir que estuve ilegalmebte detenido hasta fines de 2009 y me pregunto si no s eestaba cometiendo en mi caso privación ilegal de la libertad", señaló el ex policía.
También expresó que "no tenía absolutamente nada que ver con los detenidos. Quienes han trabajado conmigo saben que jamás permití que se le diera una cachetada a nadie. Eso era absolutamente sabido por todas las personas que trabajaron conmigo. En 31 años de servicio, jamás fui denunciado por apremios, ni torturas, ni cosa que se le parezca porque yo no lo permití. Prefiero un culpable libre, que un inocente, como nosotros, preso", sentenció.
Por su parte, Edgardo Mastandrea -quien recusó a su defensa- dijo que "acá estamos sentados nada más que los policías. Los policías cumplíamos las órdenes que se nos daban a través de los mandos naturales y ahora aparecemos imputados de tormentos y homicidios. ¿De qué estamos hablando?" y sostuvo que "los jueces no cumplieron con sus deberes de funcionarios públicos porque tenían el mismo miedo que tenían los policías: de que estos tipos -señalando a Gómez Pola- nos mataran", dijo Mastandrea en una encendida declaración.
El último en declarar fue Miguel Angel Almirón, quien por aquel tiempo estaba al frente del Destacamento Policial de Morse quien sostuvo que "no cometí ningún delito y ratificó las declaraciones prestadas en su oportunidad. Jamás ingresé a la cárcel en construcción en Junín la que estaba a cargo del Ejército, por eso la Policía no ingresaba y menos con la escasa jerarquía que yo tenía. Se me dijo que si recibía alguna orden de personal militar, debía comunicar a la comisaría y ésta se haría cargo de la situación. Nunca recibí ninguna orden de personal militar, nunca tuve contacto", señaló.
Con relación a la detención de Susana Bogey, dijo que él estuvo quince días con carpeta médica por haber sido herido por una persona en estado de ebriedad. "Nunca estuve con la señora Bogey. No la conozco y a mi vuelta no se me informó que hubiera estado. Confunde el lugar y si hubiera sido Morse su lugar de detención, yo no estaba. No conozco a ninguna de las personas. Jamás escuche nombrarlas hasta que fui citado por el doctor Plou, en 2009, un mes antes de tomarme declaración indagatoria y detenerme", dijo el ex policía en su declaración.
El próximo viernes a las 10 de la mañana se reanudará el juicio que se viene siguiendo a siete ex represores de la Dictadura cívico-militar en nuestra ciudad y en esa oportunidad se conocerán los alegatos tanto de la defensa como de la fiscalía.
Ayer lunes se realizó la audiencia donde se brindó a los imputados la posibilidad de declarar. Tres no lo hicieron: el coronel retirado Angel José Gómez Pola, que estuvo a cargo del Área 131 y fue subordinado directo de Félix Camblor, ya fallecido, que regenteó los centros clandestinos que estuvieron en la Subzona 13; el comisario retirado Abel Oscar Bracken, que tuvo a su cargo la Comisaría Primera y el ex médico policial Aldo Antonio Chiacchietta, que solía “controlar los signos vitales” de los prisioneros en las sesiones de tortura, de acuerdo a los testimonios aportados tanto en forma escrita como oral.
El juicio es llevado adelante por los magistrados Carlos Rozanski, Pablo Vega y César Álvarez integrantes del Tribunal Oral Criminal Federal Nro. 1 de La Plata y se desarrolla en el Salón de la Democracia, en el rectorado de la Universidad Nacional del Noroeste, avenida Libertad y Primera Junta.
Julio Angel Esterlich, entonces oficial subinspector accedió a declarar y entre otros conceptos, además de responsabilizar al Ejército como la fuerza que dirigía todas las operaciones, afirmó que "en Junín no había lugares ocultos. No existieron grupos operativos ni tampoco nombres supuestos para los que trabajabamos en la comisaría. No participé de las detenciones, no recibí a los detenidos, no participé en los fichajes ni en la instrucción de la causa, nunca fuí responsable de la custodia, nunca ingresé a los calabozos. No era mi responsabilidad custodiarlos", expresó.
Quien también declaró fue Francisco Silvio Manzanares -suboficial inspector en el momento de los acontecimientos de 1976- quien puso en el centro de la escena al juez federal Héctor Plou afirmando que "la pésima instrucción del preventor, doctor Plou, dio lugar a la anulación de lo actuado cuando la causa pasó al doctor Rafecas. Quiere decir que estuve ilegalmebte detenido hasta fines de 2009 y me pregunto si no s eestaba cometiendo en mi caso privación ilegal de la libertad", señaló el ex policía.
También expresó que "no tenía absolutamente nada que ver con los detenidos. Quienes han trabajado conmigo saben que jamás permití que se le diera una cachetada a nadie. Eso era absolutamente sabido por todas las personas que trabajaron conmigo. En 31 años de servicio, jamás fui denunciado por apremios, ni torturas, ni cosa que se le parezca porque yo no lo permití. Prefiero un culpable libre, que un inocente, como nosotros, preso", sentenció.
Por su parte, Edgardo Mastandrea -quien recusó a su defensa- dijo que "acá estamos sentados nada más que los policías. Los policías cumplíamos las órdenes que se nos daban a través de los mandos naturales y ahora aparecemos imputados de tormentos y homicidios. ¿De qué estamos hablando?" y sostuvo que "los jueces no cumplieron con sus deberes de funcionarios públicos porque tenían el mismo miedo que tenían los policías: de que estos tipos -señalando a Gómez Pola- nos mataran", dijo Mastandrea en una encendida declaración.
El último en declarar fue Miguel Angel Almirón, quien por aquel tiempo estaba al frente del Destacamento Policial de Morse quien sostuvo que "no cometí ningún delito y ratificó las declaraciones prestadas en su oportunidad. Jamás ingresé a la cárcel en construcción en Junín la que estaba a cargo del Ejército, por eso la Policía no ingresaba y menos con la escasa jerarquía que yo tenía. Se me dijo que si recibía alguna orden de personal militar, debía comunicar a la comisaría y ésta se haría cargo de la situación. Nunca recibí ninguna orden de personal militar, nunca tuve contacto", señaló.
Con relación a la detención de Susana Bogey, dijo que él estuvo quince días con carpeta médica por haber sido herido por una persona en estado de ebriedad. "Nunca estuve con la señora Bogey. No la conozco y a mi vuelta no se me informó que hubiera estado. Confunde el lugar y si hubiera sido Morse su lugar de detención, yo no estaba. No conozco a ninguna de las personas. Jamás escuche nombrarlas hasta que fui citado por el doctor Plou, en 2009, un mes antes de tomarme declaración indagatoria y detenerme", dijo el ex policía en su declaración.